Conocí a Kitty hace más de un año. Empezamos con un correo electrónico, luego un café y meses despúes nos reuniamos en las tardes en mi taller. Las dos con mandil y las dos con las manos en la cerámica.

Sabíamos que existiamos porque ambas tenemos parte de nuestra creación en Botánica. Kitty tiene sus bellas y emotivas ilustraciones y yo de tiempo en tiempo objetos en cerámica para plantas y flores.

Las primeras tardes fueron de desconexión para ambas. Para mi, el darle un break a mi proceso de imaginar comida en los platos y que todo terminara sirviendo en una mesa; para Kitty el utilizar el material por primera vez, acostumbrarse a él y encontarle el modo.

Hubo tardes lluviosas, de mucho calor, en su mayoría fueron viernes. Sobre todo nos reimos, platicamos ideas, posturas, opiniones. Compartimos historias de abuelos, de rancho, nos conocímos.

Hasta que en un momento despúes de hacer una que otra cosa como este conejo y esta "taza" fuimos escogiendo que hacer como proyecto juntas.

Decidimos entonces hacer ¡bookstands! De tal tamaño, esto de cerámica, esto podría ser madera y ¡a darle!

Fueron tardes muy divertidas y relajadas. Yo estaba terminando una producción grande de quemas non-stop y tiempos de entrega puntuales; así que soltarme y hacer sin expectativas me cayó de maravilla. Lo único que nos prometimos: Esto es para disfrutar, es un proyecto alterno. Y si, el proceso de producción creativo puede tener momentos de presión y estrés parte de sacar algo adelante, hay momentos de frustración y de falla, es parte de lo bonito del gran proceso.

Cada pieza es distinta, los temas son ilimitados dentro de la misma idea. Jardines en cerámica. En algunos jardines habitan zorros en otros las plantas son las protagonistas. Creados sin afán de cumplir con nada, más que con iluminar esas repisas y rincones en donde tienes tus libros favoritos.

La madera que termina por convertirlos en funcionales es madera recuperada. De modo que tanto la madera como la cerámica estan vivas y cada uno tiene pequeños detalles que delatan su proceso.

De Kitty admiro su sensibilidad para darle emoción a lo que pudiera ser inanimado, su conexión con los animales y ese don de hacer dibujos tan bonitos que te emocionas. También su genuino interés es hacer con su trabajo algo más que un cuadro llevandolo a lugares en donde ya sea en forma de un snowsuit o de un mural, hacen diferencia.

En cuanto a mi, reconocer que cada vez amo más a este material (amor de ese de verdad, hace tiempo dejó de ser crush) y que mis manos cada vez se acostumbran más a él y él a mis manos es una lección permanente. Confirmar que la no expectativa es la que genera los mejores resultados.

Me emociona que las posibilidades se multiplican mucho una vez que nos permitimos salir de la zona de confort y explorar otras maneras de trabajar ¡Súper agradecida!