La historia del plato COMUNA.
Hace algunos meses entré en contacto con Andrea Martínez, la conocía por un amigo en común y por que había tenido la suerte de probar de su rica comida en más de una ocasión.
Andrea y María -socias y cómplices- me visitaron en el taller y me compartieron su próximo proyecto: COMUNA.
Recuerdo estar sentada con ellas platicando de lo que podría suceder con Calixta para COMUNA, teníamos frente a nosotras muchas piezas, ellas las tocaban y veían con confianza. Despúes de varias conversaciones y revisiones concluimos que el proyecto de Calixta para COMUNA consistiría en 100 platos de 30cm de diámetro de área útil para recibir al plato fuerte del menú.
Andrea y María siempre tuvieron confianza y me dieron la libertad en el diseño. Algo importante como parte de sus peticiones, fue el incorporar frases al centro del plato; estas reflejarían el humor y el ambiente de COMUNA. Una vez que vieron el diseño y se dio el banderazo fue un ¡go! ¡go! ¡go!
Empezó una aventura -que debo confestar, muchos días ¡locura!- de la que aprendí muchísimo. La cantidad de piezas y una producción con calidad para restaurante manteniendo lo artesanal, me obligaron a explorar distintas cosas y a realizar ajustes en mi ya conocido sistema de producción. La primera. Con la guía de un asesor invaluable, en tiempo récord, desarrollamos una pasta cerámica de alta temperatura que tuviera resistencia a shock térmico y que pudiera garantizar un proceso artesanal con el plato. Dado que a cada pasta cerámica le corresponde un esmalte particular, surgió la necesidad de desarrollar un esmalte especial para esta pasta. Esto tomó varias pruebas hasta llegar al objetivo.
Desde que diseñé el plato concebí su producción mediante la técnica de placas. Esta técnica, para ciertas formas, es práctica y precisa, pues permite tener una porción de cerámica homogénea en espesor y de grandes dimensiones. Esta técnica me aseguraría que cada plato sería realizado de manera individual y personal ya que la técnica exige presencia y conciencia en cada uno de sus pasos. También es la técnica más delicada para trabajar -lo aprendí mientras empezaba a producir- ya que el proceso de secado de cada pieza antes de su primera quema tiene que ser de cuidado extremo y atención.
Durante mes y medio hice, hablé, soñé y pensé en platos. Los bowls son una forma que por la línea Calixta ya los tengo estudiados y hacer platos me presento una nueva área de experiencia. Despúes de este proyecto, estoy lista e inaugurada para añadir platos y completar la primer vajilla Calixta (¡emoción!).
Cada plato tiene registro de los dedos que lo tocaron y los cortes que le dieron forma. Fueron 100 platos únicos, cada uno paso por mis manos.
¡Tuve apoyo! Tres personas contribuyeron en la preparación de material y en la organización de algún paso del proceso.
Las personas de las que me rodeo de manera más cercana bromeaban ya sobre mis desaparecidas repentinas a "checar el horno" en medio de una reunión o compromiso. Cuando hay quema, el horno manda, he aprendido a darle su lugar.
Tuve amigos que me acompañaron a trabajar alguna noche de sábado con pizza y cerveza, otros que con su mensajito en la mañana de: ¿como salió la quema? me daban ánimos para el resto del día, mis hermanos que desde afuera del taller me gritaban ánimos y porras, y las palabras de aliento y valoración que durante el proceso me ayudaron a mantenerme inspirada y enfocada.
¡La mejor parte fue empezar a entregar los platos! Las frases son bromas locales entre las mujeres que concibieron este proyecto. Darme cuenta como sacaban sonrisas al chef, sous chef, y algún mesero me hacían tener la certeza de que ¡todo estaba valiendo la pena!
En una conferencia me tocó presenciar como Tom Dixon decía: "Claro que me aterra cuando termino un diseño. Me pasa que cuando termino no me gusta lo que he hecho, pero despúes la gente lo compra porque les gusta y entonces me acuerdo porque lo diseñe de tal manera y me enamoro de nuevo". Es verdad para mi también esta idea. Durante el proceso de producción el énfasis está en cosas cuantificables, y cuando se diseña, la atención esta en las cosas intangibles que un producto puede transmitir.
Agradezco principalmente a María y Andrea por la confianza y por sumarme a este proyecto a través de la entrega de platos en cerámica, hechos con mucho mucho corazón.
Agradezco también a mis asesores técnicos y morales durante el proceso. Personas que me dieron observaciones muy duras, otros que me cuestionaban y me impulsaban a hacer cambios, llamadas de atención de como lo estaba haciendo y otros que me sacaron de más de una duda.
A mi red maravillosa de amigos que solo con sentir su abrazo y su empatía me daban más ganas de seguir. Mi familia que silenciosa pero siempre presentes son parte de cada nueva aventura de Calixta.
Con este proyecto se abren más de una ventana de posibilidades para Calixta y por eso estoy ¡emocionada y agradecida!
Les comparto algunas imágenes documentadas en medio del proceso.